Nicola
Hola A Tod@s!!
Más de cien mil personas despedían hoy a Nicola en Roma. Hasta el Sabado no era conocido, nadie sabía de su existencia, probablemente tenía que ser así. Y sin embargo, te matan en acto de servicio y cien mil romanos de buen corazón te acompañan para decirte adíos, para agradecerte que dieras tu vida a cambio de otra. Para que Giuliana regresara de los infiernos.
Lo que probablemente Nicola Calipari no esperaba en esta misión era morir por defender la vida de su compatriota de los "Aliados", de soldados tan ineptos o cobardes como aquellos que acabaron con la vida de Couso. Pero lo más seguro es que esa pequeña patrulla que disparó más de trescientas balas contra el coche donde Giuliana viajaba tuvieran la más remota idea de nada, seguro que se acojonaron tanto que solo tuvieron esa opción. Porque cuando eres americano, con esta administración, sea en Irak o en Ohio, vives acojonado, vives con el pañal puesto.
Como cuando mataron a Couso... creían que les disparaban desde un Hotel, un Hotel solo habitado por periodistas valientes, que "disparaban" con un rifle a un tanque de veinte millones de dolares. Y acojonados porque una sola bala inexistente pudiera penetrar sus cascos de kevlar o sus blindajes, dispararon fuego de mortero a una cámara de televisión, a una sombra, que resultó ser la de nuestros ojos en el horror. (Couso, aún queremos justicia, aún echamos de menos tu cámara valiente)
Así, pues Nicola es despedido como se merece, su Gobierno le mando en una misión de alto riesgo y volvió sin vida a suelo italiano. Al menos le dan honores de Estado y piden explicaciones al "Aliado", que promete una investigación agresiva. Apuesto a que pagará el Soldadito Negro o la Cabo "Whitetrash", como en Abu Ghraib, y no pagará nadie por inflingirles miedo, o por ordenarles disparar a coches que deberían de haber escoltado.
Nicola, haya donde vayas, buen viaje. No eres mi compatriota, pero ya siempre estarás conmigo.
Carlos.
Más de cien mil personas despedían hoy a Nicola en Roma. Hasta el Sabado no era conocido, nadie sabía de su existencia, probablemente tenía que ser así. Y sin embargo, te matan en acto de servicio y cien mil romanos de buen corazón te acompañan para decirte adíos, para agradecerte que dieras tu vida a cambio de otra. Para que Giuliana regresara de los infiernos.
Lo que probablemente Nicola Calipari no esperaba en esta misión era morir por defender la vida de su compatriota de los "Aliados", de soldados tan ineptos o cobardes como aquellos que acabaron con la vida de Couso. Pero lo más seguro es que esa pequeña patrulla que disparó más de trescientas balas contra el coche donde Giuliana viajaba tuvieran la más remota idea de nada, seguro que se acojonaron tanto que solo tuvieron esa opción. Porque cuando eres americano, con esta administración, sea en Irak o en Ohio, vives acojonado, vives con el pañal puesto.
Como cuando mataron a Couso... creían que les disparaban desde un Hotel, un Hotel solo habitado por periodistas valientes, que "disparaban" con un rifle a un tanque de veinte millones de dolares. Y acojonados porque una sola bala inexistente pudiera penetrar sus cascos de kevlar o sus blindajes, dispararon fuego de mortero a una cámara de televisión, a una sombra, que resultó ser la de nuestros ojos en el horror. (Couso, aún queremos justicia, aún echamos de menos tu cámara valiente)
Así, pues Nicola es despedido como se merece, su Gobierno le mando en una misión de alto riesgo y volvió sin vida a suelo italiano. Al menos le dan honores de Estado y piden explicaciones al "Aliado", que promete una investigación agresiva. Apuesto a que pagará el Soldadito Negro o la Cabo "Whitetrash", como en Abu Ghraib, y no pagará nadie por inflingirles miedo, o por ordenarles disparar a coches que deberían de haber escoltado.
Nicola, haya donde vayas, buen viaje. No eres mi compatriota, pero ya siempre estarás conmigo.
Carlos.
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