Cuatro Palabras Más
Entro en mi libreria soñada,
la que podría regentar.
Donde los libros son raros,
hay dos butacas, un sofá
y una maquina de café para tomar.
Y te veo,
moviendote entre volumenes,
apresurada,
con tu pelo color calabaza.
Sobre pequeñas estanterias de madera,
ojeo y me muevo,
maravillado por tu gusto.
Me gustaría llevarmelos todos,
y eso me hace pensar demasiado bien de tí.
Como siempre,
un libro me elige,
pero aún no me atrevo.
No pago,
deambulo.
Cojo un ejemplar brillante,
lo compraré solo porque se parece a tí.
Sus tapas son igual de doradas,
vestidas para captar cada brizna de sol.
No tiene titulo,
al igual que tú,
que para mí, no tienes nombre.
Lo abro por la mitad,
sin elegir página, dejandome llevar...
Una palabra, leo:
"Enamorándote".
Y es así.
Ahora si que me acerco,
y tu pasas, detenidamente,
tus ojos por el libro.
Ojos verdes, verde copla.
Estoy perdido.
No dices nada,
yo tampoco,
pero lo escribes todo.
Apartas el ejemplar calabaza,
te lo llevas,
como quien se lleva un corazón.
Cuatro palabras:
"Cuando lo leas, vuelve".
Y así es.
Mientras oigo a Charlie Parker,
me lleno de tu arte,
porque ese libro sin nombre eres tu.
Lo has escrito tu,
lo has vivido tu,
y cada letra es verde y calabaza,
como tu pelo y tus ojos.
Y vuelvo, claro que vuelvo.
Pero tu ya lo sabes,
ya estas allí esperandome.
De nuevo sin palabras,
directamente un beso.
Es instantaneo,
es destino,
es profecia cumplida,
de naturaleza dirigida.
Y después de eso,
te entrego un diario,
con este poema al final,
y otras cuatro palabras más:
"Cuando lo leas, buscamé"
la que podría regentar.
Donde los libros son raros,
hay dos butacas, un sofá
y una maquina de café para tomar.
Y te veo,
moviendote entre volumenes,
apresurada,
con tu pelo color calabaza.
Sobre pequeñas estanterias de madera,
ojeo y me muevo,
maravillado por tu gusto.
Me gustaría llevarmelos todos,
y eso me hace pensar demasiado bien de tí.
Como siempre,
un libro me elige,
pero aún no me atrevo.
No pago,
deambulo.
Cojo un ejemplar brillante,
lo compraré solo porque se parece a tí.
Sus tapas son igual de doradas,
vestidas para captar cada brizna de sol.
No tiene titulo,
al igual que tú,
que para mí, no tienes nombre.
Lo abro por la mitad,
sin elegir página, dejandome llevar...
Una palabra, leo:
"Enamorándote".
Y es así.
Ahora si que me acerco,
y tu pasas, detenidamente,
tus ojos por el libro.
Ojos verdes, verde copla.
Estoy perdido.
No dices nada,
yo tampoco,
pero lo escribes todo.
Apartas el ejemplar calabaza,
te lo llevas,
como quien se lleva un corazón.
Cuatro palabras:
"Cuando lo leas, vuelve".
Y así es.
Mientras oigo a Charlie Parker,
me lleno de tu arte,
porque ese libro sin nombre eres tu.
Lo has escrito tu,
lo has vivido tu,
y cada letra es verde y calabaza,
como tu pelo y tus ojos.
Y vuelvo, claro que vuelvo.
Pero tu ya lo sabes,
ya estas allí esperandome.
De nuevo sin palabras,
directamente un beso.
Es instantaneo,
es destino,
es profecia cumplida,
de naturaleza dirigida.
Y después de eso,
te entrego un diario,
con este poema al final,
y otras cuatro palabras más:
"Cuando lo leas, buscamé"
6 comentarios
lunaaaaa -
Enelcamino -
Me encantan tus poesías y cada día lo haces mejor.
Besos
El fugitivo -
Im presionante.
Realmente es muy bueno.
Un abrazo
Rut -
Un besito
Marta -
Me ha encantado, como adornas tus versos con colores, y nos los describes como si pudieramos ver la escena.
Besos
La Mariposa -
Esta vez te has superado. Delicado, sutil y circular. Precioso.
Besos volalores ;-)
pd: No te estreses...