Falstaff
Dejemos, hoy, que Falstaff y Shakespeare hablen desde las puntas de mis dedos:
"Silencio, mi buena medidora, mi buena alegra-cerebros... Harry: no solamente me extraño de los sitios en que pierdes el tiempo, sino de los compañeros que tienes; porque si la manzanilla crece copiosa cuanto más se la pisotea, la juventud, en cambio, no pasa más pronto cuanto más pronto se abusa de ella. Para creer que eres mi hijo, tengo de un lado la palabra de tu madre y de otro mi propia convicción; pero tengo, sobre todo, para cerciorarme de ello, una manera pícara de guiñar los ojos y cierta forma estúpida de dejar caer el labio inferior. Así, pues, si eres mi hijo, he aquí el punto grave: ¿por qué, siendo mi hijo, te has señalado tanto? El bendito sol del cielo ¿debe ser un vagabundo y nutrirse de zarzamoras? Esta es una pregunta que no debiera tener que hacer. ¿El hijo del rey de Inglaterra debe ser un ladrón y un tomador de bolsas? Esta es una pregunta que no debiera tenerse que hacer. Hay una cosa, Harry, de la cual has oido hablar con frecuencia y que es conocida de muchos en nuestras tierra por el nombre de brea; esta brea ensucia, según lo indican ya antiguos escritores; así ocurre con las compañias que tienes; porque, Harry, ahora no te hablo embriagado, sino con lágrimas; no con alegría, sino con tristeza; no solamente con palabras, sino con gemidos, y, sin embargo, he notado que hay un hombre virtuoso en tu compañia, pero no te conozco."
Disfrutad un poquito de lo que es Canon.
"Silencio, mi buena medidora, mi buena alegra-cerebros... Harry: no solamente me extraño de los sitios en que pierdes el tiempo, sino de los compañeros que tienes; porque si la manzanilla crece copiosa cuanto más se la pisotea, la juventud, en cambio, no pasa más pronto cuanto más pronto se abusa de ella. Para creer que eres mi hijo, tengo de un lado la palabra de tu madre y de otro mi propia convicción; pero tengo, sobre todo, para cerciorarme de ello, una manera pícara de guiñar los ojos y cierta forma estúpida de dejar caer el labio inferior. Así, pues, si eres mi hijo, he aquí el punto grave: ¿por qué, siendo mi hijo, te has señalado tanto? El bendito sol del cielo ¿debe ser un vagabundo y nutrirse de zarzamoras? Esta es una pregunta que no debiera tener que hacer. ¿El hijo del rey de Inglaterra debe ser un ladrón y un tomador de bolsas? Esta es una pregunta que no debiera tenerse que hacer. Hay una cosa, Harry, de la cual has oido hablar con frecuencia y que es conocida de muchos en nuestras tierra por el nombre de brea; esta brea ensucia, según lo indican ya antiguos escritores; así ocurre con las compañias que tienes; porque, Harry, ahora no te hablo embriagado, sino con lágrimas; no con alegría, sino con tristeza; no solamente con palabras, sino con gemidos, y, sin embargo, he notado que hay un hombre virtuoso en tu compañia, pero no te conozco."
Disfrutad un poquito de lo que es Canon.
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