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CruceDeCaminos

Hora UNO, en el dia uno - Elena

Hora  UNO, en el dia uno - Elena Elena.

Por la ventana se iban filtrando los rayos de sol. Uno especialmente entraba contorneando una perpendicular por los ojales de la persiana.
En la cama una muchacha solo cubierta por un vaporoso camison de verano. Estamos a mediados de julio y la chica esta de vacaciones.

El rayo de luz avanza a medida que continua la mañana, poco a poco asciende por el cuerpo de la joven, sin que ella, dormida, pueda adivinar cuales son sus intenciones. Camina por el pelo haciendolo parecer tornasolado. Hasta alcanzar los ojos.

La luz antiguamente pálida ahora se entrega con toda su blanca intensidad a despertar a la chica. Elena se despierta a pesar de sus intentos por luchar contra la luz, e inmediatamente sus pensamientos la llevan a que es hora de levantarse. Ya se alcanza la media mañana y ella estira las piernas antes de ponerlas en el suelo. Normalmente, cuando una persona se acaba de despertar esta desaliñada, pero Elena en su inocente plenitud regalaba a todo aquel que la viera en ese momento su aspecto mas caluroso. El sudor le recorría parte de la espalda y su camison se perdía justo por encima de sus muslos. Justos entre medias de sus muslos.

Camino hasta el baño y allí se mojó la cara con agua fresca. En su casa no había nadie porque sus padres estaban trabajando y ella había terminado el instituto hacia ya algunas semanas. En aquel verano, Elena contaba ya con dieciseis años. Era morena, sureña pero alejada de tópicos. Anduvo hasta la cocina y allí se puso algo de comer. Tomó una taza de café y en el fondo del vaso contempló el reflejo de sus ojos verdes. El pelo le caía por un costado envolviendola ligeramente.

Cuando recogió la cocina, Elena decidió que más tarde cocinaría un bizcocho para cuando sus padres volvieran.

Desde mi ventana, la observaba. La veía caminar con ese ligero camison que ya conocía de otros veranos. Lo que antaño no era más que una camisola de niña, ahora era el maximo exponente de lo que aquella muchacha era capaz de despertar en mi. Eramos vecinos de hacía más de diez años y siempre la había observado desde mi pequeña ventana. Reflejandola en cuadernos y oléos, trazando aristas multicolores para intentar reflejar la belleza de cada una de sus mil y una facciones, cada cual más bella que su anterior. Pero mi trabajo era imposible, nada alcanzaba sus suspiros, sus reflejos o sus desfilados contornos cambiantes.

Aquella mañana me di cuenta que estaba enamorandome de ella, eran casi la una del mediodia cuando yo también desperté. Y mientras que ella caminaba de aquí para ya, yo la observaba como cada día esperando a que su imagen pasara por delante de su ventana o que su silueta se dibujara por entre los ojales de las persianas.

La luz de aquella mañana me llevó a intentarla plasmar de nuevo sin exito, ahora me doy cuenta de que siempre debí utilizar las letras en vez de los pinceles.

Continuará...

5 comentarios

Anónimo -

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susana -

30 horas de historia y yo me las voy a peder, uf, no quiero pensarlo. Lo de teñirla estaría bien, daría un nuevo giro a la historia pero más adelente, cuando ella descubra a su admirador. Una cosa: ¿tú conoces a muchas morenas con los ojos verdes? No es una especie muy extendida ¿no?jajaja

Rut -

Hola de nuevo! oye, tu blog tiene un nuevo aspecto no? me gusta! La historia está genial, continúala pronto que me has dejado intrigadísima.
Un besillo

susana -

Me ha gustado empezar el día con esta historia. Pero tenía que ser morena con ojos verdes? Buenos días.

Marta -

Buenos días!
Me encanta la idea que has tenido. Continuarás la historia todos los días, no? O nos vas a dejar intrigados?

Que edad tiene él? Menudo voyeur :p
Ah! Y porqué siempre son morenas de ojos verdes? menuda predilección.

besos!