Blogia
CruceDeCaminos

...Y la Cruz.

Hoy, cuando me enteré de la noticia, he pretendido vaciar mi cabeza, liberarme de prejuicios y esperar que podíamos arreglar estos últimos cuatro años.


Pero es imposible, porque merecemos levantar la voz contra el uso partidista del dolor y la muerte. No podemos tolerar más la sospecha y la ignominia de la división a la que el Partido Popular nos ha sometido.


Nos han llevado a un charco moral... como a dicho Juanjo Millás esta tarde.



Nos han llevado a que todos nos sentemos a dilucidar a quien beneficia esta muerte, aunque no lo deseemos. Cuando no beneficia a nadie este asesinato cobarde.


Hemos tenido que escuchar día tras día y hasta ayer mismo que se les pagaba un sueldo a los terroristas, que se les daba alas, que se traicionaba a los muertos, que se agredía a las víctimas,... que se negociaba con ellos incluso en campaña electoral, que se les iba a dar lo que pedían, que estábamos rendidos contra ellas. 


Hemos tenido que escuchar que no se iba más allá en la investigación del Once de Marzo porque nuestro presidente había pactado con los asesinos la voladura de los trenes; que “los pobres moritos” solo eran cabezas de turco... que los verdaderos asesinos no estaban en desiertos lejanos.


Todo esto por solo pretender la paz. Por confiar en que con las palabras podíamos derrotar a sus armas. 


Hoy no puedo guardar silencio. Hoy, también por Isaías Carrasco, debemos de ser decentes y pensar no solo en el luto del día de hoy, si no en la infamia a la que llevamos sometidos los pasados cuatro años.


Y mañana no podemos permitir que un sms, una radio, una entrevista o un afán de revancha mal entendido, la creencia de que esto es el partido de vuelta de lo acontecido hace cuatro años, utilice una vez más la muerte de Isaías como se han utilizado tantas otras.


Mañana reflexionaremos.


Pasado votaremos.


El lunes, simplemente debemos de tomar la firme determinación de no volver a permitir que un partido, sus medios de comunicación, o su entorno social vuelva a dividirnos frente a la repugnancia de los asesinos.


Carlos.


0 comentarios