Reencuentro
Ella, se levanta, recorriendo un camino que ninguno de los dos pensé que acabaría recorriendo de vuelta. Ella arranca todo lo perdido, lo que voy arrastrando del pasado... como hojas secas, como hierbas sutiles pero enfermas.
Y de repente, consigue sanarlo todo. No queda dolor, no queda sentimiento de culpa, ni siquiera esa sensación vaga de pensar que nada de lo que hice estos últimos seis años tiene sentido. Ahora solo volvemos a ser dos, solo quedamos los dos, como en los viejos tiempos. Nos hemos instalado en la antigua complicidad, que compartimos, tanto tiempo atrás.
Vuelves a mi vida, arreglando mis cimientos debilitados. Las estructuras de mi vida que había llevado adelante, construyendo cada vez más pisos de carga a sabiendas que todo estaba a punto de desmoronarse. No sé como lo haces, pero secas la tristeza de mi corazón y vuelves justo a tiempo para recordarme que eres la única, que nuestro destino está marcado, para que las noches se vuelvan día con las palabras derrotadas de cansancio y tus piernas entrelazadas en las mías. Con tu cara dulce, tus ojos azules, pozos infinitos que permanecerán siempre como remanentes de verdad, en esta vida tan rara. En esta vida que nos quiere tan mal, pero que nos hace una y otra vez reencontrarnos después de cada golpe y cada asalto perdido al campo de batalla del amor.
Aún temblorosos por lo pasado y por ese futuro que prevemos, pero que nos asustara siempre, nos preguntamos por una amarga sensación...
¿Por qué hemos tardado tanto?
Un poco de prosa, o de poesía (ya no sé porque ultimamente empieza siendo una cosa y acaba siendo otra). Últimamente todo parece cargado de reencuentros, por aquí o por allá...
Carlos.
P.S.: Migui... al igual que con Maripaz, te apoyamos y te queremos en estos malos momentos. La vida está jodida... está claro que he llegado y permanezco en esa edad donde vemos sufrir a nuestros amigos por la perdida de sus abuelos... amargo, amargo... por lo que supone de recuerdos propios.
Y de repente, consigue sanarlo todo. No queda dolor, no queda sentimiento de culpa, ni siquiera esa sensación vaga de pensar que nada de lo que hice estos últimos seis años tiene sentido. Ahora solo volvemos a ser dos, solo quedamos los dos, como en los viejos tiempos. Nos hemos instalado en la antigua complicidad, que compartimos, tanto tiempo atrás.
Vuelves a mi vida, arreglando mis cimientos debilitados. Las estructuras de mi vida que había llevado adelante, construyendo cada vez más pisos de carga a sabiendas que todo estaba a punto de desmoronarse. No sé como lo haces, pero secas la tristeza de mi corazón y vuelves justo a tiempo para recordarme que eres la única, que nuestro destino está marcado, para que las noches se vuelvan día con las palabras derrotadas de cansancio y tus piernas entrelazadas en las mías. Con tu cara dulce, tus ojos azules, pozos infinitos que permanecerán siempre como remanentes de verdad, en esta vida tan rara. En esta vida que nos quiere tan mal, pero que nos hace una y otra vez reencontrarnos después de cada golpe y cada asalto perdido al campo de batalla del amor.
Aún temblorosos por lo pasado y por ese futuro que prevemos, pero que nos asustara siempre, nos preguntamos por una amarga sensación...
¿Por qué hemos tardado tanto?
Un poco de prosa, o de poesía (ya no sé porque ultimamente empieza siendo una cosa y acaba siendo otra). Últimamente todo parece cargado de reencuentros, por aquí o por allá...
Carlos.
P.S.: Migui... al igual que con Maripaz, te apoyamos y te queremos en estos malos momentos. La vida está jodida... está claro que he llegado y permanezco en esa edad donde vemos sufrir a nuestros amigos por la perdida de sus abuelos... amargo, amargo... por lo que supone de recuerdos propios.
2 comentarios
Bito -
(Y supongo que esto también lo has escrito estando bloqueado ¿no?....) Pues nada, nada, impaciente espero.
HELEN -