La Primera

Quemar etapas,
darme la vuelta, olvidarte
desconociendo
la forma de encarar al mundo.


Casi diez años después,
el otro día te ví
brevemente...
caminando por una plaza primaveral.


Yo sentado en un banco,
te observaba de lejos.
No me conociste,
he cambiado demasiado.


Soy lo que soy,
porque te conocí...
porque por primera vez,
mi primera vez,
estaba enamorado de tí.


Con aquellas notas
por debajo de la mesa:
Me abriste los oidos,
regalándome canciones que escuchar,...
me abriste los ojos,
a tus ojos azules de adolescente profesional...
Si hasta me abriste los pulmones,
con un primer cigarrillo que fumar.


Pudo ser
y no fue.
Era una etapa que quemar,
yo me dí la vuelta,
o tú,
para dejarme desnudo,
nuevo
afrontado una manera distinta
de encarar el mundo.


El otro día, es cierto lo que dice el poema, reconocí a la chica que fue mi primer amor por la calle, de lejos... y he pensado en escribirle esto, porque me parece de algún modo, saldar una cuenta pendiente con el pasado. (Por cierto, lo de no verla en diez años es una licencia, aunque si es cierto que hace bastante tiempo que no la veía).


Para Inés, que te vaya bien, niña...


Carlos.


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