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Infectado por VIH, no me importa...

Un año más, cuando nos encontramos en las cercanías del Día Mundial Contra El SIDA, bien sea anteriormente o posteriormente, nos asaltan datos e informaciones.

Hace algunos años, los actores lucían sus lacitos rojos en los Oscars, o se dedicaban a hacer fiestas benéficas, pero ya ha decaído de sus y nuestras reivindicaciones. En el primer mundo puedes vivir con SIDA, más allá de los prejuicios aún existentes. Si tienes SIDA, lo más probable es que fueras heroinómano o seas maricón, así seguimos pensando. Pero bueno, afortunadamente, la mayoría sabemos que no te puedes contagiar de una manera fácil y lo dejamos pasar. Aún así, muchos lo ocultan, porque la ausencia de síntomas que les produce la triple terapia combinada, les ayuda a hacerlo y a no tener que dar explicaciones.

Ese es el panorama, en el mundo desarrollado: si tienes SIDA, no estás muerto. Por el contrario, en África subsahariana, América Latina, India u otros países pobres asiáticos, si tienes SIDA, estás muerto.

Muerto en vida, ¿Qué te parecería vivir así?

¿Y que sucede con los niños?

Con los niveles de infección de VIH en aumento y con la incurable enfermedad que causa la muerte en un periodo de 10 años sin tratamiento, en torno a 18,4 millones de niños habrán perdido al menos a uno de sus progenitores para el 2010, según un documento de UNICEF publicado en la XV Conferencia Internacional del SIDA.

De los quince millones en todo el mundo, cerca de 12 millones se encuentran sólo en el África subsahariana. Es importante apuntar que la epidemia del SIDA, que ya ha matado a 20 millones de personas en el mundo y ha infectado a otras 38 millones.
La mayor parte de la conferencia del SIDA que comenzó el domingo se ha centrado en el dinero, en avanzar en el acceso universal de fármacos para alargar la vida de los infectados por el mortal virus, y en discutir sobre si la abstinencia es mejor o no que los preservativos para prevenir nuevas infecciones. Pero los defensores de los niños denuncian que la difícil situación de los huérfanos y los indefensos niños no están recibiendo la atención que merecen dentro de las medidas globales en la lucha contra el SIDA.
Nos olvidamos de los huérfanos, de los infectados y de los que presumiblemente se infectarán en el futuro. Las cifras de las que ya hablamos son genocidas; un genocidio que esta ocurriendo en el patio trasero de nuestras casas y que no hacemos nada para evitar porque no lo sentimos. Las industrias farmacéuticas no liberan las patentes para el tercer mundo y son las principales responsables de lo que está sucediendo. Sabemos que con los combinados retrovirales muchas de esas muertes se podrían evitar o postergar para cronificar la enfermedad. ¿A que estamos esperando?

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