Ensayo sobre...

 

...mi ceguera.

 

 

No he sabido darme cuenta. No hasta este pasado jueves, donde una situacion inesperada, absurda de por si, me ha abierto los ojos... y quizás, nunca mejor dicho.

 

La secuencia fue simple, tan simple y manida, tan vacia, que me resulta extraño no haberlo visto antes.

 

Sobretodo por haberla vivido.

 

¿Quién sabe lo que es pasar ciego veinticuatro horas? Quien lo sabe, si acaso la más infinitesimal parte de la gente que me visita... Y quien lo sepa... ¿Quién lo ha hecho por propia decisión?...

 

...A esas dos preguntas, yo puedo responder que si. Si.

 

Simple, sencillo, llano... un solo sí.

 

Pero aún hay más... ¿Quien lo ha hecho, cumpliendo esas dos condiciones, con menos de diez años?

 

Mi objetivo no es dar pena, ni tampoco mostrarme más que los demás... solo establecer un punto de partida... Más de quince años después, me he encontrado con lo que soy,  y ahora es aún más dificil dar marchar atrás... ahora es más dificil ser menos yo. Por eso...

 

No tengo miedo. No lo tengo, no lo tuve, no lo tendré... Ni para trepanarme los ojos... Ni para ser mas feliz... La edad antigua, donde mi único miedo me agarrotaba, se acabo por terminar.... Y el que no lo quiera ver... que no me mire a los ojos.

 

 

Carlos.

 

P.S.: Mi vista es cada vez más pobre. Mi presencia es cada vez más cimentada.  El que quiera saber... el que quiera concreción... que pregunte.